Visto por primera vez en SpaceNews
El difícil camino de los despliegues de satélites
Coautores: Marco Guadalupi, CTO de Sateliot, y Dídac Cabús, Jefe de Segmento Terrestre en Sateliot.
La rápida expansión de las redes de satélites es uno de los avances más apasionantes de nuestro tiempo, que lleva Internet de alta velocidad y capacidades de comunicación avanzadas incluso a los rincones más remotos de la Tierra. Pero a medida que ponemos más satélites en órbita, nos enfrentamos a un nuevo y urgente reto: cómo gestionar la creciente congestión en el espacio y garantizar la seguridad y sostenibilidad de estas operaciones vitales.
El ingente número de satélites que ahora circundan nuestro planeta -más de 1.800 lanzados por SpaceX sólo en 2023- ha introducido complejidades sin precedentes en la identificación de objetos espaciales y la gestión del tráfico. El riesgo de colisiones, que podrían crear peligrosos campos de escombros, es real y creciente. No se trata sólo de evitar accidentes catastróficos, sino de garantizar que los beneficios de la tecnología de los satélites sigan siendo accesibles a todos sin interrupciones.
SpaceX, en particular, ha estado realizando lanzamientos a un ritmo muy intenso. Una misión típica de transporte suele llevar docenas de satélites que, una vez desplegados, permanecen próximos durante días antes de separarse gradualmente. Esta agrupación de satélites añade más complejidad a las operaciones espaciales.
La industria espacial ha confiado históricamente en el 18º Escuadrón de Defensa Espacial, que proporciona servicios de detección de objetos y alertas de colisión a través de space-track.org. Anteriormente, esta organización podía identificar y catalogar satélites a los pocos días de su lanzamiento. Sin embargo, la actual oleada de lanzamientos de satélites ha ampliado el tiempo necesario para catalogar nuevos objetos a varias semanas, lo que a menudo requiere la ayuda de los operadores de satélites para distinguir con precisión entre satélites individuales.
Además, el Mensaje de Parámetros Orbitales de SpaceX, que proporciona coordenadas de despliegue, sólo es útil durante un breve espacio de tiempo debido a las incertidumbres asociadas a los modelos de propagación orbital. Esto, combinado con la alta frecuencia de lanzamientos y despliegues densos, hace que la gestión del tráfico espacial sea aún más difícil.
Para hacer frente a los crecientes retos de las operaciones por satélite, es esencial que las empresas adopten medidas proactivas, como la integración de sistemas avanzados de dinámica de vuelo (FDS) para una gestión más eficaz. La determinación precisa de la órbita, sobre todo en las primeras fases de una misión, es fundamental para mantener la comunicación por satélite y garantizar unas maniobras operativas a tiempo. Sin ella, existe un riesgo significativo de perder el contacto con los satélites durante periodos prolongados, lo que puede poner en peligro el éxito de la misión.
Para mitigar estos retos, recomendamos equipar los satélites con capacidades de propulsión para maniobras de evitación de colisiones cuando sea necesario, junto con la integración de sistemas avanzados para una gestión precisa de la órbita. En Sateliot, hemos dado estos pasos incorporando a nuestras operaciones el avanzado Sistema de Dinámica de Vuelo (FDS) de GMV. Este sistema fue crucial para determinar las órbitas de nuestros cuatro satélites recién lanzados durante la crítica fase inicial de la misión, garantizando la comunicación continua y la estabilidad operativa.

Este nivel de precisión y control no tiene precedentes y no podría haber llegado en un momento más crítico. A medida que más empresas y países lanzan sus propias constelaciones de satélites, la comunidad espacial mundial se enfrenta a la ingente tarea de coordinar estas actividades para evitar interferencias y garantizar la seguridad de las operaciones.
De cara al futuro, la integración de los sistemas de propulsión con el FDS representa la próxima frontera de la seguridad espacial. Con esta capacidad, los satélites no son meros objetos pasivos que hay que seguir, sino que se convierten en participantes activos en su propia seguridad, capaces de ejecutar maniobras para evitar colisiones cuando sea necesario. Se trata de un cambio de juego, que permite una mayor autonomía y capacidad de respuesta en las operaciones de los satélites.
En un contexto más amplio, estas innovaciones no sólo tienen que ver con la tecnología, sino con preservar el futuro de la exploración y utilización del espacio. La capacidad de gestionar con seguridad el tráfico espacial garantiza que podamos seguir ampliando nuestra presencia en órbita sin poner en peligro los propios recursos de los que dependemos. A medida que avancemos, la determinación precisa de la órbita y los sistemas avanzados de propulsión serán esenciales para dar forma a un futuro sostenible y próspero en el espacio.
El progreso que se está realizando en este campo ofrece una visión de lo que es posible cuando la innovación está impulsada por la necesidad. Nos recuerda que los retos de hoy pueden afrontarse con las tecnologías del mañana y que, con las herramientas adecuadas, podemos mantener la última frontera abierta y accesible para todos.